Desde su creación en 1996, Fundación Amigó ha llevado a cabo numerosos proyectos sociales dirigidos a miles de niños, niñas, adolescentes y jóvenes. Independientemente del perfil de los/as menores atendidos y del tipo de proyecto de que se trate, en todos los casos incluimos un elemento común indispensable para la adecuada socialización de la persona: la familia. Es decir, nuestra intervención socioeducativa incluye siempre a la familia de la persona atendida en nuestros proyectos, a excepción de aquellos casos puntuales en los que la entidad competente y en base al mayor interés del/de la menor se desaconseja o prohíbe el contacto con la familia.
En la actualidad contamos con doce proyectos de intervención familiar directa. Estos proyectos los llevamos a cabo en Madrid, País Vasco, Cantabria y Comunidad Valenciana, además de un proyecto en Polonia. Son ejecutados en proyectos específicos para ello, en el marco de otros proyectos de manera complementaria y en algunos de ellos trabajamos conjuntamente con la administración pública.
Los conflictos familiares, y en los casos de mayor gravedad, la violencia ejercida de hijos/as a sus propios padres/madres, afecta también a la integración de los/as jóvenes en la sociedad, a nivel escolar, laboral y comunitario. Para llegar a la solución no se trata de buscar culpables, sino de lograr que todas las personas implicadas se responsabilicen de la situación y actúen en consecuencia. Para ello hay que reflexionar sobre lo ocurrido, sobre cómo reacciona cada uno/a.
Hay que negociar, ceder, ponerse en el lugar de la otra persona, escuchar, recobrar la confianza, y sobre todo, reconstruir el vínculo afectivo. Pero ningún profesional o persona que haya pasado por una experiencia de este tipo, puede afirmar que el proceso sea fácil.
Entendemos que los conflictos familiares suponen problemas de, al menos, dos direcciones, en los que, tanto padres/madres como hijos/as tienen parte de responsabilidad en el origen del problema, en el mantenimiento del mismo y por consiguiente, en su solución.
Por ello, la intervención familiar adquiere una importancia enorme a la hora de lograr el éxito en la intervención.
La violencia filio-parental es un problema complejo y multifactorial que requiere de respuestas especializadas, no sólo para atender a la propia idiosincrasia de la problemática, sino también a los actores implicados, que poseen un perfil muy concreto. De ahí la creación de recursos específicos.
En la actualidad, Fundación Amigó gestiona cuatro centros en País Vasco, Comunidad Valenciana y Comunidad de Madrid, dependientes de la administración pública de cada comunidad autónoma, donde chicos y chicas menores de edad deben cumplir una medida judicial impuesta por un juzgado de menores tras haber cometido un delito de maltrato familiar ascendente. Son centros especializados en violencia filio-parental, por lo que la mayoría de los casos que atendemos presentan esta problemática.
Dada nuestra experiencia, hemos creado un proyecto que quiere llegar a tiempo y contribuir a solucionar los conflictos familiares antes de producirse situaciones límite en las que los padres/madres se ven obligados a denunciar a su propio/a hijo/a. Se trata del Proyecto Conviviendo que ofrece a las familias un servicio gratuito que trabaja en dos líneas de actuación:
Para trabajar el conflicto familiar y llegar a una resolución positiva del mismo, contamos con una metodología propia, la cual se centra en la persona como tal y en trabajar con ella mediante una intervención integral, es decir, abarcando todas las dimensiones que influyen sobre la persona: personal, psicológica, social, familiar y formativa. Para llevar a cabo este tipo de intervención, los equipos educativos de Fundación Amigó son interdisciplinares, coordinando el trabajo de psicólogos/as, psicoterapeutas, educadores/as y trabajadores/as sociales principalmente.
Principios
Combinamos diferentes niveles de intervención, ya que al tratarse de conflicto intrafamiliar, es indispensable trabajar con los/as miembros de la familia por separado, juntos e incluso con otras familias en situaciones similares, realizando intervención a nivel grupal tanto con los/as menores como con los padres y madres. Por tanto, a lo largo de nuestra intervención socioeducativa realizamos acciones individuales, familiares y grupales. Independientemente del tipo de acción, siempre nos basamos en los siguientes principios:
Mediante estos principios logramos dos elementos clave para el éxito de la intervención: la confianza plena por parte de la familia en el equipo educativo gracias a la relación cercana que establecemos, y el empoderamiento de cada miembro de la familia, recuperando cada uno/a su verdadero rol para recuperar la comunicación y las relaciones adecuadas.
Dicho empoderamiento tiene lugar cuando cada miembro comienza a responsabilizarse de lo que le corresponde y acepta a los demás en su rol. Gracias al proceso de hacer consciente a cada uno de su responsabilidad y su rol, logramos la participación activa indispensable para avanzar en el proceso de la resolución positiva del conflicto, ya que son ellos/as los protagonistas de la intervención y no el equipo de profesionales. Son los padres y las madres los que toman las decisiones de los pasos a seguir, y para ello cuentan con las recomendaciones y el acompañamiento del equipo educativo, pero no reciben pasivamente instrucciones de lo que deben hacer o de lo que deben modificar en sus pautas de crianza.
Los cambios en todo caso, proceden del análisis profundo de la situación por parte de las mismas familias, y son ellas las que, tras comprender y aceptar su realidad, deben implantar cambios en su día a día, aunque con la ayuda y el seguimiento del equipo educativo. Instaurar nuevas pautas educativas en la dinámica familiar puede ser un proceso largo, con avances, pero también con retrocesos, pero sobre todo es un proceso gradual y por eso nuestra intervención también es progresiva. La progresividad en el proceso educativo de cada niño, niña y adolescente ha sido una de las constantes en nuestro sistema pedagógico. Cada uno/a avanza en su proceso educativo definiendo un grado de acompañamiento y supervisión diferente. Esto ocurre con cada persona, y también ocurre con cada familia, por lo que otra característica de la intervención es que es totalmente personalizada, adaptando las dinámicas, las terapias, las herramientas pedagógicas, etc. hasta llegar a una intervención socioeducativa a medida.
Centros especializados en violencia filio-parental
Grupo de Convivencia Luis Amigó (Comunidad de Madrid): Hogar educativo-convivencial que da una respuesta a aquellos menores que se encuentran en conflicto grave con su medio familiar. Centro dependiente de la Agencia de Reeducación del Menor Infractor de la Comunidad de Madrid (1 de octubre de 2007).
Centro de Menores Cabanyal (Comunidad Valencia): Recurso educativo-convivencial especializado en la atención de menores que se encuentran en conflicto grave con su medio familiar. Centro dependiente de la Conselleria deIgualdad y Políticas Inclusivas de la Generalitat Valenciana (1 de mayo de 2012).
Hogar Zabalondo Etxea (País Vasco): Acogimiento residencial de adolescentes entre los 13 y 18 años que en el ámbito familiar presentan conductas violentas o amenazas graves hacia sus padres. Dependiente de la Diputación Foral de Bizkaia (1 de abril de 2008).
Grupo de Convivencia Alicante Amigó (Comunidad Valenciana): Recurso que pretende dar una respuesta a jóvenes entre 14 y 18 años que se encuentran en conflicto grave con su medio familiar. Dependiente de la Conselleria de Igualdad y Políticas Inclusivas de la Generalitat Valenciana (11 de noviembre de 2014).
Proyecto Conviviendo (Comunidad de Madrid, Galicia y País Vasco): Servicio gratuito de resolución positiva de los conflictos entre los adolescentes y sus familias. Actúa en la prevención para frenar el fenómeno de la violencia filio-parental. Es el único recurso propio que no es dependiente de ninguna administración pública (1 de noviembre de 2015).
Carolina Guerrero