Nuestros nombres son Miriam Franco y Belén Rubio, estudiantes de psicología, y durante casi tres meses hemos estado llevando a cabo las prácticas en el Proyecto Conviviendo Madrid, de la Fundación Amigó, junto a Irene Gallego (psicóloga) y Elena Ybarra (educadora).
Este proyecto se encarga principalmente de la violencia filio-parental, recurso que orienta a las familias para eliminar dicha violencia entre ellos/as y para que aprendan a resolver los conflictos sin ella y reducir los sentimientos de ira presentados a través de intervención socio-educativa y mediaciones grupales. Básicamente centra su atención en la familia, tanto en los/as adolescentes y niños/as, como en sus padres y madres, no olvidando que en el conflicto está implicado todo el núcleo familiar.
A pesar de que todos/as acuden por el mismo motivo, la violencia, cada caso particular presentaba diferencias individuales: el nivel de gravedad de la violencia, la frecuencia, algunas personas entraban reconociendo el problema, otras no; algunas utilizan la violencia como medio para conseguir algo, mientras que otras reconocen que no tienen más recursos para enfrentarse a situaciones frustrantes.
Siempre es importante la colaboración, motivación e interés por parte de todos los miembros de la familia, creemos que sin ese factor el cambio no sería del todo posible. Hay que tener en cuenta que cada persona tiene su punto de vista de la situaciones que han vivido, por ello, es importante hablar con todos/as ellos/as y que se conozca lo que piensa el resto de su familia. Consiguiendo tener una visión global del conflicto y la responsabilidad de cada una de ellas. Además es importante que durante la intervención familiar, se den cuenta de todos los avances que han ido efectuando con constancia.
El proyecto proporciona estrategias y habilidades para mejorar y llevar lo mejor posible todas estas situaciones de conflicto. Durante el periodo de prácticas, se ofrecía un “taller de gestión emocional y de la ansiedad” para los padres y madres, donde se trataban las inquietudes surgidas a lo largo de la semana además de un tiempo al final de la sesión para practicar la respiración y la relajación del cuerpo, un “taller de control de impulsos e ira” para los/as adolescentes, en el cual se realizaban dinámicas donde los participantes pudieran empatizar con un individuo en base a la posición jerárquica en la que se encontrara y un “taller de emociones y autoestima” para los/as más pequeños/as, tratando las cualidades y habilidades que cada uno posee y los sentimientos que podemos sentir en diversas situaciones.
A partir de vivir esta experiencia hemos entendido que no hay que juzgar a nadie, que en muchas ocasiones, sólo buscamos sentirnos escuchados y en cierta parte comprendidos. Nos ha supuesto un crecimiento profesional y académico, pero sobre todo personal.
Queremos recomendar este proyecto a aquellas personas que puedan participar en él de manera voluntaria. Es un gran proyecto que debe seguir creciendo, igual que les aconsejaría a futuros/as alumnos/as que si les es posible esta opción que la acepten, ya que es un ámbito gratificante de conocer.
Por último, nos gustaría agradecer el cariño y apoyo mostrado durante el tiempo que hemos compartido y también todo el aprendizaje recibido por parte de las profesionales del centro, que nos han permitido ser como una más desde el primer momento. También poder ver de primera mano cómo actúa una psicóloga, más allá de la teoría de la universidad, es todo un privilegio. Cómo las familias salen sonriendo cuando se van de aquí, o te agradecen lo mucho que están mejorando tanto ellos/as como sus hijos/as te hace darte cuenta de lo necesarios que son este tipo de recursos y los pocos que hay. Aprovechamos también para agradecer a las familias que nos hayan permitido entrar a las sesiones y observar el trabajo realizado. La mayoría de los que acuden presentan problemas conflictos familiares que no saben resolver e incluso violencia grave. Si existiesen más recursos como este, y se fomentara la prevención, probablemente no existirían tantos problemas de violencia en la sociedad.
El Proyecto Conviviendo, recurso de Fundación Amigó para resolver los conflictos entre los adolescentes y sus familias, cuenta con el apoyo de Barba y Ray Dalio, Banco Santander y Obra Social Ibercaja.