Virginia tiene 22 años y durante su adolescencia vivió graves situaciones de conflicto con su familia. Cuando tenía 15 años ella y su familia fueron usuarios de uno de nuestros centros específicos en intervención en violencia filio-parental y especializados en dar una respuesta a aquellos/as jóvenes que en su proceso de socialización se encuentran en conflicto grave con su medio familiar.
“Mi familia y yo teníamos muchas discusiones fuertes. Nunca llegamos a las manos, pero si había muchas diferencias y mucho descontrol. Cuando llegué aquí no era yo. No sabía que quería hacer, ni cómo hacerlo. Sentía una gran vació”, señala la joven.
Virginia explica que, gracias a la intervención realizada, comenzó a ir a clase, comenzó a cambiar su vida. “Iba a clase, que antes no lo hacía, teníamos una hora establecida de estudio, hacíamos todos los días limpieza y actividades. También terapia individual y familiar, pero el mejor recuerdo que tengo es que siempre podías mostrar cómo te sientes y siempre hay alguien que te ayuda. Es un constante crecimiento”.
Ahora la relación con sus padres es completamente diferente. Han afrontado la situación y la han sabido reconducir hasta el punto en que a día de hoy viven juntos y no tienen ningún tipo de problema. “Esto me ha dado mucha estabilidad emocional y me ha enseñado a saber llevar un orden de vida. Creo que si no fuera por eso no sería lo soy ahora”.