¿Cómo normalizar la vida de niños, niñas y adolescentes que han tenido que ser separados de sus familias?
¿Cómo hacer creer a un adolescente que es capaz de sacarse los estudios tras tantos fracasos?
¿Cómo fomentar la confianza en sí mismo a un niño tutelado?
¿Cómo preparar a un joven en su proceso de autonomía y emancipación?
Estos son algunos de los casos con los que se enfrenta cada día nuestro equipo educativo del Centro de Acogida de Menores La Salle-Amigó en Paterna (Valencia), dependiente de la Conselleria de Igualdad y Políticas Inclusivas de la Generalitat Valenciana y gestionado por Fundación Amigó desde 2014. Los resultados obtenidos son muy positivos gracias a la metodología empleada, y al compromiso profesional y personal del equipo que convive con los/as menores acogidos. Para hacer frente a estas situaciones cada educador/a, con el apoyo del equipo técnico (psicólogos/as, trabajadores/as sociales y dirección), hace uso de uno de los valores de la Fundación Amigó: la alegría de vivir y convivir. Sí. Se puede hablar de alegría en un centro de acogida, porque para nosotros no es un solo centro, es una familia provisional, es el espacio de protección y seguridad para menores que necesitan mucho apoyo, es la oportunidad de hacer florecer todo su potencial. No podemos pretender cambiar a un/a adolescente, si todo su entorno (principalmente la situación familiar) permanece igual. Lo que sí podemos hacer es proporcionarle herramientas que le ayuden a crecer y madurar, a comprender y aceptar su situación, pero sin resignación, buscando avanzar y mejorar.
El «panel de los buenos propósitos» les muestra que aunque no puedan cambiar muchas cosas que no les gusten, otras tantas sí dependen de ellos/as, de su actitud y de su esfuerzo. «La vida está llena de retos, obstáculos y alegrías constantes. De ti y de tu empeño depende si lo superas o no» es el título de uno de los muchos posters que decoran el centro, y que esconden detrás horas de reflexión, exponerse a los demás, compartir miedos…pero también ganas, optimismo y ayuda mutua.
Y es que todas y cada una de las acciones que se realizan en el centro, desde poner la mesa hasta una tutoría individualizada, pasando por la resolución de crisis y conflictos, tienen el mismo objetivo: desarrollar al máximo la resiliencia de nuestros/as chicos/as y empoderarles a nivel personal. Solo estando día a día con ellos/as, aceptándoles y confiando en ellos/as, se pueden alcanzar estos objetivos. Solo podrán ser felices si, a pesar de todo lo que les ha ocurrido, llegan a interiorizar con nuestra ayuda la alegría de vivir y convivir.
Carolina Guerrero y Marcelo Viera