¿Qué necesitaría un niño/a para reducir el impacto emocional que supone ingresar en un centro de protección de menores?, ¿cómo podríamos ayudarle en ese momento crucial en su vida? La respuesta puede encontrarse en los valores de nuestra pedagogía. Trascender esos valores del educador/a al menor, y que éste último los viva a través de la ayuda a un compañero/a, con el que comparte la experiencia común de formar parte del sistema de protección, supone un gran reto.
De ahí nace “Padrins y fillols”, que el CAM La Salle-Amigó de Paterna, centro gestionado por Fundación Amigó y dependiente de la Conselleria de Igualdad y Políticas Inclusivas de la Generalitat Valenciana, lleva a cabo como experiencia para mejorar la acogida del menor y favorecer la convivencia futura.
Con cada nuevo ingreso, se hace un acto de apadrinamiento en donde “els fillols” y “els padrins” se encuentran y comienza una relación de ayuda mutua que terminará al primer mes tras el ingreso del “fillol”. De este modo el “padrí”, será el referente del nuevo menor ingresado enseñándole las normas de convivencia del hogar, presentando al resto de compañeros y compañeras, sirviendo de apoyo emocional en momentos de inestabilidad y, en definitiva, facilitando la adaptación del menor al centro. Para el “padrí”, la importante tarea de “cuidar a un/a compañero/a” favorece la puesta en marcha de valores tales como la acogida, cercanía, trato personalizado, acompañamiento, etc. Para el “fillol”, la figura del “padrí”, le ayuda a superar la adversidad encontrada. Así, encontramos en el proyecto “Padrins y fillols” un catalizador que refuerza la relación entre personas.