María es madre y usuaria de Proyecto Conviviendo, un recurso gratuito de Fundación Amigó que trabaja para mejorar la convivencia y la comunicación entre adolescentes y sus familias en Madrid, Galicia, País Vasco, Cantabria y Comunidad Valenciana.
María cuenta que su hijo presentaba dificultades de conducta desde pequeño: “Tenía conflictos en el colegio, se escapaba de clase y pegaba a sus compañeros”. Con el tiempo, los problemas fueron a más y comenzaron a afectar seriamente a la dinámica familiar. Tras buscar ayuda profesional sin éxito, María y su familia llegaron a Proyecto Conviviendo, gracias a la recomendación de unos amigos.
Desde el primer momento, María percibió un enfoque terapéutico diferente y más ajustado a sus necesidades, ya que, desde la primera intervención, la atención resultó integral: “En otros sitios solo tratan al chaval, pero aquí nos atendieron también a los padres. Y eso es fundamental”, afirma.
Conviviendo combina intervención socioeducativa y acompañamiento psicológico, con sesiones individuales y familiares que proporcionan herramientas para gestionar conflictos, restablecer límites y fortalecer el vínculo afectivo. Las sesiones individuales facilitaron que el joven pudiera expresarse sin que sus padres estuviesen delante, mientras que las familiares ayudaron a todos los miembros del núcleo familiar a comunicarse mejor. “Este proceso nos ha servido para hablar más, tener más paciencia y saber parar a tiempo”, explica.
El proceso también llevó a María a replantearse algunas expectativas sobre su hijo: “Me hicieron ver que lo primero es que él esté bien y aprenda a canalizar lo que siente. Los estudios y lo demás pueden venir después”. Con el tiempo, los avances se hicieron visibles: “Ahora discute, pero ya no tiene esos estallidos de rabia. Antes no sabía contenerse y ahora sí”. Además, María destaca la implicación del equipo profesional: “Desde el principio, conectaron con él y con nosotros. Solo tengo palabras de agradecimiento”.
El Proyecto Conviviendo atiende situaciones diversas —problemas de comunicación, dificultades de convivencia, consumos, desajuste de normas y límites, separaciones conflictivas o procesos adoptivos— desde un enfoque preventivo, educativo y reparador. Sus líneas de intervención incluyen la prevención y sensibilización, la atención y orientación inicial y la intervención familiar especializada.
Tras su experiencia, María recomienda el recurso sin dudar: “Una terapia que incluya a la familia es esencial. Esta ha sido individual, familiar y muy completa”. Y resume el impacto vivido con una frase que expresa el cambio experimentado en su hogar: “La Fundación ha traído tranquilidad a mi casa”.
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