Como ya sabéis, durante una semana en mitad de marzo y finalizando el día 19 (festividad de San José), hemos vivido las Fallas en la ciudad de Valencia. Desde el Centro de Menores Cabanyal, dependiente de la Conselleria de Igualdad y Políticas Inclusivas de la Generalitat Valenciana y gestionado por Fundación Amigó, venimos aprovechando este singular evento (desde este mismo año declarado Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO) para teñir de este agitado y festivo ambiente, gran parte de las actividades convivenciales que realizamos con los chicos y chicas.
Todo comienza unos pocos días después de Navidad. Como todos los años, preparamos un concurso de ideas y bocetos para crear un monumento de cartón y madera, con el que dar cumplida cuenta a la tradición de recibir la primavera entre pólvora, color, sátira y fuego. Entre todas las ideas presentadas destacaban algunas en las que los chicos y chicas proponían representar artísticamente las emociones y sentimientos, con las que comienzan a estar familiarizados, y que tantas veces forman parte en el día a día de su proceso en el centro. Intentamos unificar ideas extraídas de sus propuestas y preparamos un proyecto que intentaba expresar la explosión de emociones en la que nos vemos envueltos en nuestra vida. Su lema no podía ser otro que “Cabanyal, una explosió d’Emocions”.
Y a partir de ahí, horas de recogida de materiales (con la inestimable ayuda de las familias): maderas y clavos, cartón y papel, y toneladas de cola y pintura para ir dando forma a una caja de sorpresas, de la que salían disparadas las emociones multicolores, formando escenas cotidianas del centro donde sentimos miedo, alegría, amor, tristeza, …
Todo ello acompañado de escritos realizados por los chicos y chicas en el taller del Rincón de las Palabras, donde reflexionaban sobre estas emociones y lo que para ellos representaban.
Con el tiempo pisándonos los talones, pero con la ilusión de terminar el trabajo y poder festejarlo, montamos nuestro monumento dando paso a una jornada de celebración. Nos despertamos con música y alegría, comemos chocolate y buñuelos, nos divertimos atronando al barrio con miles y millones de petardos, música festiva acompañando el pasacalle de nuestra fallera mayor y presidente, que nos deleitaron con sus mejores deseos para estos días en familia, y más fuegos artificiales para dar paso a la “cremá” del monumento. El fuego como elemento renovador, de cambio y transformación, dejó hecho cenizas todo el trabajo realizado por los chicos y chicas del centro.
Después tuvimos la oportunidad de comer en hermandad, saboreando las deliciosas paellas que nuestro cocinero preparó con especial dedicación y cariño (eso sí, el año que viene si el tiempo lo permite, volveremos a retomar el divertido concurso de paellas habitual). Acto seguido, cada uno/a de los/as chicos/as recibió el “bunyol” conmemorativo de estas fiestas, con la lectura de un verso fallero dedicado.
Y tras todo esto, los/as jóvenes disfrutaron de estos días especiales con amigos y familia. Los chicos y chicas que se encontraban en el centro durante estos días, realizaron junto al equipo educativo visitas a la ciudad, en la que hay fiesta en cada rincón y en cada calle; pensando en las fiestas del año próximo, y deseando todos/as ells/as y nosotros/as disfrutar de unas fiestas mejores, con los suyos , en las que seguro recuerdan estos momentos con alegría.
Enrique Ruiz y Sonia Mases, educadores del Centro de Menores Cabanyal