Hace 4 años, Soulaimane decidió emprender su proyecto migratorio desde la ciudad marroquí de El Ksiba, buscando conseguir un futuro más estable en el que crecer personal y laboralmente y poder ayudar en lo posible a su familia.
Desde su llegada a España, Soulaimane habitó en varios campamentos de recepción, hasta que llegó a la residencia de acogida de proyecto migratorio Buenavista, un recurso de Fundación Amigó concertado con la Conselleria de Igualdad y Políticas Inclusivas de la Generalitat Valenciana, integrado en el Sistema Público Valenciano de Servicios Sociales. Allí estuvo viviendo desde el verano del 2019 hasta su reciente mayoría de edad.
Hoy, una vez cumplidos los 18 años, cuenta en su mochila con el haber conseguido un contrato a tiempo parcial, una plaza en un piso de emancipación, el título del graduado escolar y la nacionalidad española, siendo esto un hecho poco común entre los adolescentes acogidos en el sistema de protección.
¿Qué recuerdos tienes de tu paso por la Residencia Buenavista?
Tengo recuerdos de todo tipo, de cómo ha sido mi camino y lo que he querido conseguir de ese tiempo, como poder ponerme a estudiar. Cuando llegué empecé tercero de la ESO, y me resultaba difícil por el español y todo eso, pero después me apuntaron a FP básica de cocina y he visto que me gustaba mucho eso. Y sabía que ese era el camino que quería para conseguir mis objetivos y poder empezar a trabajar.
¿Qué tipo de apoyo y acompañamiento recibiste por parte de los/as educadores/as de la residencia?
Recuerdo que todos/as me apoyaron en verdad, porque si no fuera por ellos/as hay cosas que no hubiera conseguido. Si no me hubieran apoyado, diciéndome “tú puedes conseguirlo”, animándome, acompañándome, seguro hubiera tomado otras decisiones peores para mi vida. Como al principio, cuando empezó este curso, el de cocina, no me salió bien la primera evaluación, creo, o incluso la segunda, pero fue entonces cuando sentí su apoyo, su ayuda. Ahí, después de su acompañamiento, he sacado mejores notas y después yo también he hecho de mi parte y así he conseguido trabajar y regularizar mi documentación.
También me han ayudado a madurar. Me han enseñado a cómo vivir cada día. Como por ejemplo Gerardo, que era mi tutor, me ha mostrado también cómo es la vida fuera del hogar. Que yo al principio no era consciente de la vida, pensaba que todo iba a ser sencillo y no sabía cómo era la vida de fuera, que no iba a estar igual que cuando estaba en la residencia. Él me la enseñó, me la explicó, me ha ayudado en muchas cosas teniendo paciencia conmigo, enseñándome normas, costumbres, etc.
¿Cómo surgió la opción de vivir en un piso de emancipación de la red de emancipación de Conselleria, y en concreto, en uno de la Fundación Amigó?
Hice las cosas bien, yo hice mis objetivos, sabía lo que tenía que hacer, las cosas bien. Yo, cuando hice la entrevista no sabía si me iban a coger porque éramos muchos los que optábamos a una plaza. Es como cuando vas a apuntarte a algún curso de grado medio, que tienen una nota de siete para arriba. Tú puedes tener un 7, pero después puede que no entres porque el resto tienen notas mucho más altas que la tuya, por muy bien que lo hayas hecho. Puede que te quedes fuera, porque yo no sabía lo que el resto necesitaban o habían hecho. Yo sabía lo que he hecho yo, pero no podía saber si ese ha hecho más que yo, si ha hecho menos que yo. Yo fui, pero no sabía si me iban a coger, aunque sí he dado todo de mi parte, sabía lo que tenía que hacer. Y todo eso no lo he hecho así solo porque quería hacer las cosas bien para después entrar en un piso, yo quería hacer las cosas bien porque sabía que después me ayudaría a mí y me abriría camino. Porque es una oportunidad el poder hacer todo este camino. No podía imaginar poder tener todo en dos años: nacionalidad, trabajo, el graduado… Porque cuando recuerdo el primer año que yo entré aquí, no sabía nada. Yo estaba sobreviviendo aquí: en la residencia, en el instituto… Creo que ese año yo lo perdí porque quería hacer otra cosa, tenía la cabeza en otro tipo de vida. Pero con mi esfuerzo y el acompañamiento de los educadores y educadoras, conseguí mejorar mis objetivos y aclarar mis ideas un poco.
¿Cómo ha sido el día a día en el piso de emancipación en cuanto a las tareas del hogar?
Mi día a día en el piso es complicado, aún estoy adaptándome. Menos jueves y viernes yo trabajo todos los días fuera: voy desde las 11 de la mañana hasta las 11 de la noche, y no vuelvo casi por casa. Antes de irme hago limpieza y, cuando vuelvo, me encargo de bajar la basura, lavar platos. La cena no la preparo porque ya saben a qué hora vuelvo, que vuelvo tarde, al igual que las comidas. Y los jueves y viernes que estoy, hago comidas y cenas, cocinando para todos los chicos. Se podría decir que hay un buen ambiente, con el reparto de las tareas y la buena actitud del resto de chicos. Nos ayudan también para mejorar nuestras oportunidades.
¿Cómo ha sido la convivencia con tus compañeros del piso de emancipación? ¿Qué diferencias has notado en la supervisión y la ayuda entre la residencia y el piso de emancipación?
Me parece casi lo mismo que cuando estaba en la residencia, solo un poco diferente. Quizá más abierto, pero casi lo mismo. Parece que hay menos normas, pero también somos menos chavales.
A pesar de que hay menos supervisión, confiamos entre los chicos para poder llevar el día a día en el piso, para tenerlo limpio, ordenado y hacer las comidas… cumplir las normas de convivencia. Lo cierto es que me han ayudado mucho los compañeros y educadores/as para adaptarme a la nueva situación en el piso.
¿Qué valores y qué habilidades has aprendido en la residencia y en el piso de emancipación?
Entre las cosas que me he llevado está el valorar lo que tienes, todo aquello que te dan. A no siempre quejarte si no te gustan alguna cosas, entender lo importante que puede ser para la otra persona. Por ejemplo, si alguien te da una cosa, es importante ser agradecido. Por ejemplo si te regalan una cosa por el cumpleaños, una camiseta, no puedes decir “Ay, yo tengo muchas camisetas, yo quiero una play”.
¿Cómo afrontas tu vida independiente que estás comenzando?
Aún no me he planteado seriamente mi futuro más lejano. Por ahora, tampoco es algo del otro mundo. Lo estoy llevando bien, adaptándome entre el piso y el trabajo. Lo más difícil ya lo veré cuando tenga mi casa, que será cuando tenga mis gastos, mi independencia. Entonces ya te lo diré.
¿Crees que te está siendo de ayuda este periodo de estancia en el piso de emancipación?
Siento que me ayuda en mucho, como por ejemplo a seguir estudiando o para poder planificar mejor mis objetivos. En un piso si quieres trabajar, pues te ayudarán a poder trabajar, siempre sabiendo que en un tiempo tienes que irte y buscar tus opciones. Pero mientras, en el piso puedes trabajar, sacar el carnet del coche, puedes hacer muchas cosas en la que te ayudan.
¿Qué ha significado para ti obtener la nacionalidad española?
Cuando obtienes la nacionalidad española, has de renunciar a la marroquí, así que para mí es muy importante porque significa que soy de aquí, algo así como romper con parte de mi pasado.
Durante el proceso siempre faltaba algún documento, o había que renovar alguna otra cosa. Pero al final nos lo han aceptado y me he puesto muy contento de poder hacerla.
Entre los requisitos que he tenido está el no tener denuncias, ni aquí ni en tu país de origen. Cuando entregas los papeles, esos que necesitan ellos, lo revisan todo: si tienes casa, si has robado, si tienes hijos, si estás casado… investigan todo. Si tienes un coche con tu nombre, todo. Después también miran si tienes algún problema en tu país, si te están buscando, si quieres cambiar la nacionalidad para que no te encuentren. E incluso después también te piden un examen sobre conocimientos generales de cultura española, pero yo ya la tengo y estoy feliz por ello.
¿Cómo imaginas tu futuro?
No sabría cómo visualizar mi futuro. Supongo que cuando me vaya del piso, con mi siguiente paso, tendré que ver qué oportunidades tengo. Por ahora, tengo un contrato indefinido en el trabajo y voy a seguir trabajando allí para poder ahorrar e incluso, llegar a tener mi propio piso.
Y seguro que voy a tener que seguir estudiando más, pero este año, no porque quiero dedicarme a trabajar. Aunque también quiero estudiar algún ciclo medio que me permita trabajar directamente con atención a personas. Me interesa seguir ampliando mis campos de estudio, me gusta ayudar a la gente y quería estudiar alguna cosa más que tenga posibilidades de poder desarrollar eso. Incluso me he interesado por la profesión de auxiliar de farmacia.
Si tuvieras que resumir en una frase en qué te ha ayudado la Fundación Amigó ¿qué dirías?
Yo estoy así porque ellos me han ayudado, creo que sin la Fundación nunca hubiera llegado a estar así. No habría podido tener todo esto. Yo me he esforzado en muchas cosas, para poder conseguirlas, pero en general me han ayudado ellos/as. Por ejemplo en los estudios o en la nacionalidad. A nivel de documentación, yo no sabría cómo se pide, si no fuera por ellos/as no la tendría. Y también me han ayudado para mantener el trabajo, llevándome y acompañándome, porque está lejos de donde vivo. Y después también lo que he dicho antes, el llegar a madurar, porque me han enseñado la vida como es, una visión mucho más amplia con sus alegrías y sus dificultades. El poder hablar con los/as educadores/as de cómo es la vida fuera del centro, por su experiencia y saber y el aprender a escucharles, también me ha ayudado mucho.
Antes de salir del centro, como tres o cuatro meses antes de cumplir los 18 años, era como si ya estuviera fuera, como que ya tenía hechas muchas cosas para la vida fuera porque me había ido preparando, con el programa de preparación para vida independiente, los objetivos que me ponían los/as educadores/as, con su acompañamiento. La salida fue algo más fácil.
¿Qué le dirías a otros jóvenes en tu situación?
Les diría que es importante que hagan las cosas bien, que a veces es complicado pero que si vienen a perder el tiempo terminarán por perder también muchas oportunidades para ellos. Cuando llegué yo quería trabajar, tener dinero y poder ayudar a mi familia, pero al principio no sabía cómo hacerlo bien. Me ayudaron y acompañaron y ahora estoy consiguiendo poco a poco mis objetivos, con mi esfuerzo y la ayuda de Consellería y de la Fundación Amigó.
Durante el presente año escolar, en la residencia Buenavista se ha conseguido empezar la tramitación de la nacionalidad para 7 de los jóvenes que acoge, consiguiendo a día de hoy que uno de ellos ya la posea, un hito dentro del sistema de protección de la Comunidad Valenciana. Se trata de un proceso burocrático largo, que puede iniciarse tras pasar dos años bajo la tutela de Conselleria, en el que se implica tanto el joven como el profesional que acompaña buscando responsabilizar a ambas partes en todo el procedimiento.
De igual manera, se ha conseguido que muchos de los jóvenes que son acogidos por la residencia acaben sus formaciones académicas obteniendo titulaciones que les permiten una inmersión favorable en el mundo laboral, mejorando su empleabilidad.
El trabajo con adolescentes migrantes sin referente familiar muchas veces se ve dificultado por barreras culturales y burocráticas que ralentizan una eficiente inclusión social que les acabe facilitando una emancipación favorable y cierta estabilidad y autonomía en su futuro. El trabajo en red, con la Conselleria y otras asociaciones y programas, junto con el esfuerzo y la dedicación de los equipos educativos y técnico de la residencia Buenavista y la motivación y proactividad de los jóvenes, puede destrabar el proceso y lograr objetivos que los mismos jóvenes pueden ver lejanos y complejos.
Su gran esfuerzo y éxito personal impregna de satisfacción a cuantos le rodean en su camino.