Partimos de la base de que cada caso es un mundo y que nos podemos encontrar con diversas dinámicas familiares, así como con chicos y chicas con diferente temperamento y/o diferentes problemas emocionales. Por ello, habrá que evaluar cada caso para poder entender cuál es exactamente el problema o los problemas, así como explicar el origen y mantenimiento de las conductas agresivas. No obstante, en nuestra experiencia, la mayoría de casos de violencia flio-parental, suponen un problema de conducta, y, por tanto, un problema adquirido.
Es decir, en la mayoría de casos los hijos y las hijas realizan conductas agresivas para conseguir sus objetivos, que pueden ir desde la obtención de cosa materiales, recibir atención, descargarse o desahogarse de emociones negativas, evitar una regañina o evitar cumplir una norma, e incluso conseguir la sensación interna de poder y control sobre los padres y madres. Así, pese a que nos encontramos con un problema muy serio y que daña mucho a padres, madres, hijos e hijas, queremos aportar una visión optimista acerca de la solución de los mismos, ya que, si son formas de reaccionar aprendidas, se puede resolver desaprendiéndolas y aprendiendo formas más adaptativas de reaccionar y comportarse, que les permita vivir adecuadamente en familia y ser personas más felices. Eso sí, este proceso no es fácil, requiere de mucha implicación por las dos partes, de mucha paciencia y de mucho esfuerzo.
A la hora de acompañar a nuestro hijo o hija en su crecimiento y maduración, así como en su correcta socialización, debemos tener en cuantos tres aspectos fundamentales a partir de los cuales nuestro equipo educativo ha elaborado un decálogo que permita guiar nuestras acciones.
Este decálogo contiene aspectos básicos que hay que tener en cuenta a la hora de educar y que ayudarán a tu hijo o hija a socializarse correctamente, desde su más tierna infancia. Por ello, te recomendamos que apliques en tu día a día este decálogo de buenas prácticas.
1. AFECTO: A través de nuestras acciones debemos ser capaces de transmitirles que es importante para nosotros, aunque en ocasiones cuestionemos cosas que hace.
2. COMUNICACIÓN: Debemos aprender a comunicarnos con nuestros hijos e hijas de manera adecuada, dando importancia a la expresión de lo positivo.
3. DISCIPLINA: La educación no puede estar exenta de límites. Las normas educan, guían y dan seguridad a nuestros hijos/as.