El pasado mes de marzo, tras la crisis sanitaria provocada por la propagación del COVID-19, la parte residencial del centro Amigo Doumé tuvo que cerrar de manera provisional respondiendo a la necesidad de reducir el riesgo de contagio.
Durante el mes de octubre y, tras implementar las medidas sanitarias necesarias, se ha procedido a su reapertura con un grupo de once jóvenes, que tendrán un hogar y una oportunidad de inserción sociolaboral. Además de poder residir en un ambiente adecuado para su desarrollo integral, dispondrán de un acompañamiento pedagógico individualizado. Los jóvenes reciben una educación de calidad y una capacitación profesional avalada oficialmente por el gobierno del país que les ofrece herramientas para conseguir su reinserción y su posterior reencuentro con su familia.
Este proyecto cuenta con el apoyo de UNICEF para la protección de la infancia y juventud en situación de calle, que junto con el Ministerio de la Mujer, la Familia y la Niñez, identificaron la alta vulnerabilidad de algunos jóvenes de Costa de Marfil en situación de calle, agravada como resultado de la crisis por el COVID-19. UNICEF cuenta con los servicios que ofrece el centro Amigo Doumé para ofrecer a esta juventud un recurso de inserción y capacitación en el que la principal herramienta aplicada es la pedagogía amigoniana.
Los jóvenes tienen acceso a servicios de prevención de calidad y de protección especializada en un entorno social propicio para su protección. Esta protección tiene la capacidad de prevenir, detectar, remitir y atender a la juventud víctima de la violencia, el abuso y la explotación. Se ofrece una atención alternativa y de reintegración de jóvenes en situación de calle.
“El programa del hogar de jóvenes Amigo Doumé, tiene por objetivo el restablecimiento de derechos a los niños y jóvenes en situación de calle. Es por esto que la atención se realiza desde diversas áreas y con actividades complementarias tales como la formación en un oficio, la alfabetización, formación deportiva, atención en salud y acompañamiento pedagógico para la resolución de conflictos y abordaje de problemáticas individuales. La vida de calle tiene como resultado la desestructuración de los roles sociales, por tanto, los beneficiarios son acompañados en los procesos de resignificación de la vida en comunidad, el respeto de normas y el buen empleo del tiempo. Igualmente, en la construcción de un proyecto de vida, al fortalecer elementos de su autogestión y autonomía”, ha señalado Julián Londoño, director del recurso.