El pasado 6 de mayo, el grupo mixto del Centro de Menores Cabanyal, recurso dependiente de la Conselleria de Igualdad y Políticas Inclusivas de la Generalitat Valenciana y gestionado por Fundación Amigó, realizó una actividad enmarcada dentro de la programación de las horas de familia evaluativa, que se está desarrollando a lo largo del tercer trimestre del año, en el que estamos “aprendiendo a SER”.
Tras el desarrollo de los trimestres anteriores en los que hemos trabajado el aprender a conocer, (aprender a aprender) y el aprender a hacer, en este trimestre que ahora nos ocupa, estamos poniendo en práctica lo trabajado para aprender a SER. Pero ¿qué queremos llegar SER? Nuestra pretensión, es que nuestras chicas y chicos, sean empáticos, desarrollen la capacidad de entender al otro, de necesitar al otro, y de crear vínculos, porque entendemos que estos aspectos, entre otros, son la base para la construcción de una convivencia sana y positiva.
De manera que como decíamos con anterioridad, enmarcado dentro de la programación del tercer trimestre del año, el grupo mixto del Centro de Menores Cabanyal, compuesto por trece chicas junto a cuatro educadoras, acudió a la Plaza de la Virgen de Valencia a dar abrazos gratis. El objetivo principal de esta actividad, es desarrollar empatía, concienciar sobre la importancia de dar y recibir afecto, así como conocer los beneficios que esto nos reporta en nuestra salud emocional y física. De manera implícita en el desarrollo de esta actividad, también se trabajan los siguientes objetivos específicos; Respetar la capacidad y necesidad de dar y recibir afecto en el otro (no siempre todos sabemos cómo gestionar el contacto físico, por vergüenza, o por aprendizaje), perder miedos, romper esquemas y llevar a la praxis de manera vivencial, algunos de los aspectos trabajados en las horas de familia evaluativa.
Respecto al desarrollo de la actividad, cabe destacar que esta se ejecuta en dos partes claramente diferenciadas. La primera de ellas se desarrolla en el mismo centro, en el que introducimos lo que posteriormente se va a llevar cabo, lo hacemos a través del visionado de material audiovisual y con una breve reflexión sobre lo que es dar y recibir afecto, además confeccionamos carteles que llevan escrito “ABRAZOS GRATIS” Y “FREE HUGS”, con el objeto de llamar la atención del público objetivo al que dirigimos nuestra actividad (personas, paseantes que se hallen en la plaza). Tras estas premisas nos dirigimos a la Plaza de la Virgen, que estaba muy concurrida. Inicialmente nuestras chicas, en su mayoría, muestran cierta resistencia a realizar la actividad, por vergüenza, pero poco a poco y tras ver la respuesta de las personas que se dirigen a ellas, pierden miedos, rompen esquemas y las férreas estructuras que les impedían atreverse o avanzar, y de pronto, cambian su gesto, su actitud corporal, se relajan, y disfrutan, e incluso se emocionan. La actividad trae consigo el desarrollo de la escucha activa con personas desconocidas que manifiestan emocionadas lo siguiente: “que gran iniciativa”, “gracias, lo necesitaba”, “que importante y que poco lo hacemos”, “nadie lo entendería, pero este abrazo me está dando vida”, etc.
En cuanto al impacto de esta actividad, tras la evaluación de la misma, una vez en el centro, podemos afirmar que esta es valorada como muy positiva. Nuestras chicas destacan algunos de los abrazos que para ellas han sido más significativos, como los abrazos a personas mayores y a niños y niñas, apreciando especialmente la forma en que demandan cariño y al mismo tiempo lo devuelven. Por otro lado, algunas de las chicas con complejos por su físico, o por sus escasas habilidades sociales, se sorprenden gratamente al ver que son correspondidas, lo que les libera de algunos prejuicios hacia ellas mismas y de ideas preconcebidas hacia los demás. De igual modo, esta experiencia, sirvió para cohesionar al grupo, incrementar su confianza y seguridad, reducir los sentimientos de enfado y apatía, y mejorar su estado de ánimo.
También fue una experiencia muy positiva para nosotras las educadoras, quienes vimos la evolución en relación a la actitud de cara a la actividad de nuestras chicas, y como la satisfacción por ser correspondidas en el afecto que daban les hacía crecerse y plantearse retos como conseguir más abrazos y entablar conversaciones sanas y sinceras entorno a este afecto. En definitiva, aunque solo fuera por pequeños instantes conseguimos SER más felices.
“Por un momento nuestras vidas se encontraron, y nuestras almas se tocaron”. Oscar Wilde
Chelo Marco Valero, educadora social en Fundación Amigó
Enhorabuena por esta iniciativa!!! me ha gustado mucho, es una experiencia de la que podemos aprender y compartir.