Lidia tiene 19 años y es extutelada. Cuando cumplió 18 años tuvo que salir del centro de menores en el que se encontraba y ahora vive en uno de nuestros pisos de emancipación, en el que le acompañamos en el desarrollo de su autonomía plena.
“La fundación me ha ayudado principalmente a recuperar esa felicidad que en ciertos momentos de mi vida había perdido.”