Con el título “La magia de la educación”, más de 150 educadores/as amigonianos/as han compartido conocimientos y experiencias en el encuentro presencial que ha puesto punto y final al XXVIII Encuentro Nacional de Educadores/as Amigonianos/as. Este proceso formativo se ha celebrado el sábado 20 de noviembre en el Colegio Fundación Caldeiro de Madrid, con 59 participantes de manera presencial y 103 personas que lo siguieron en directo a través de la plataforma de formación virtual Ayarobla.
El acto comenzó a las 10:00h con la acogida y las palabras de bienvenida del presidente de Fundación Amigó, Jesús Mª Echechiquía, que, haciendo referencia al tema central del Encuentro, señaló que la magia de la educación nos asombra y nos despierta muchas preguntas que son los anhelos interiores.
Seguidamente hizo la presentación el ponente Xose Manuel Domínguez Prieto. Filósofo, investigador, escritor, director del Instituto de Familia de Ourense, docente, experto conocedor de la materia y formador, con dedicación especial a la formación de la familia y del profesorado. Pero sobre todo es una persona apasionada, de gran humanidad y de compromiso social, y todo su saber no se lo ha quedado para sí, sino que en muchas ocasiones lo ha transmitido gratuitamente para empoderar a los demás, en especial a las personas más necesitadas. Y además es un mago.
Se dio inicio a la primera ponencia del Encuentro, con el título «La magia de la Educación». “Lo que encontramos en el corazón es el horizonte de sentido que hace que veamos más allá de lo cotidiano. Aprender a mirar más allá y de otra manera es la clave del maestro mago”. El ponente desarrolló la magia de la educación en dos elementos: el compromiso y el acompañamiento. El educador debe adquirir y crecer en el compromiso, asumir responsabilidades y educar en el compromiso. El arte de educar va mucho más allá de la promoción académica, se trata de desarrollar el arte del acompañamiento.
Propicia la magia de la educación “nuestra mirada, nuestra escucha, la promoción de su autoconocimiento y el impulso que damos al alumno”. Cuando miramos al alumno como persona digna de ser amada, a quien puedo acoger y a quien me puedo dar. A través de la escucha podré conectar emocionalmente con ellos, conectar con sus necesidades más profundas. Con mi afecto incondicional podré descubrirles que tienen un valor infinito y que su vida merece la pena. Y darles impulso supone acompañarlos para que descubran que lo más importante no es lo que hacen ni cómo lo hacen sino el para qué y para quién lo hacen, propiciando que el joven o el niño encuentren su propio camino.
Tras el receso, se dio apertura a la segunda ponencia: “Educar para el compromiso “. La vocación del educador, dijo Xose Manuel, es comprometerse con aquello que es importante en su vida. El compromiso brota de mi convencimiento profundo, del corazón, me da paz, alegría y crecimiento y hace crecer a otros. En nuestro caso, es un compromiso con otros, en comunidad, en favor de los alumnos pues el compromiso está allí donde estás y con aquellos con los que estás. Importa las cualidades que pongo en juego, los valores que realizo, lo que me aportó a mí y lo que aporté a otros, en este centro, en este curso y con estos alumnos.
Tengo que cuidar a las personas porque son lo más valioso: “Soy amado, luego existo”. Pero todos somos vulnerables y necesitamos ser acompañados. Cuidamos el mundo, cuidamos a los otros; pero hay algo previo, me tengo que cuidar a mí mismo. Para cuidarme tengo que promover el silencio, bajar el ritmo, decir adiós al pasado, introducir el humor, buscar tu momento del día. El ejercicio de autocuidado es fundamental, hago más cuanta más calidad tengo, una persona llena de humanidad puede acompañar mejor. “La huella que no dejes este año va a quedar sin hacerse, va a ser una historia sin escribir”. En el mundo de las personas cuanto más doy más tengo, concluyó.
A última hora de la mañana y primera de la tarde los educadores realizaron dos talleres de “Introducción al acompañamiento”. El acompañamiento no es hacer compañía, no es dar consejos, no es terapia, no es una intervención directiva, pero si tiene un efecto terapéutico. El mejor acompañamiento es el relato de Emaús presente en el Evangelio de Lucas 24. Le salió al encuentro, se puso a caminar con ellos a su ritmo, les hizo una pregunta, los escuchó, les confrontó, se quedó con ellos, hizo una experiencia, se les abrieron los ojos, toman su decisión, se comprometen con ella y vuelven con la comunidad. Divididos en dos grupos los educadores realizaron su propio taller de acompañamiento, desempeñando una el papel de coach y la otra de coaching.
Por la tarde tuvo lugar la tercera ponencia y taller: “El arte de acompañar personas “. Tras un pequeño acto de relajamiento, el ponente presentó el concepto de acompañamiento y habló de las tres artes que hay que dominar para acompañar: la de comunicarse, la de preguntar y la de escuchar. Tenemos que ser expertos en captar todo lo que el alumno nos comunica, con su lenguaje verbal y no verbal y ser conscientes que lo que comunicamos no solo corresponde a lo que decimos, sino principalmente lo que somos. Para cada momento del acompañamiento hay que saber hacer las preguntas clave, preguntas abiertas, orientadas a cambiar de perspectiva. Y utilizar la escucha activa y empática, poniéndonos en su punto de vista y animando al alumno a que sea él mismo quien plantee los mejores caminos para afrontar su vida.
Por último, en la cuarta ponencia el ponente presentó los “Recursos para el acompañamiento”. Habló del método del acompañamiento: la acogida, la validación emocional, encontrar a donde quisiera llegar el niño, descubrir su situación en clave positiva, finalizar la sesión preguntando qué ha descubierto y cómo se siente. Una acogida cálida, respetuosa, empática, con actitud de acercamiento, creando un clima de confianza, sabiendo sonreír y mostrando sentido del humor, con expresión serena y tono de voz pausado. Ayudarle a la persona a descubrir cuáles son sus necesidades más profundas, valorar su dignidad y sus puntos fuertes y mostrar comprensión. Que el alumno tome conciencia de cuáles son sus retos y valores como persona. Poner al alumno en condición de descubrir el sentido de la propia vida y de saber elaborar un plan de acción y un proyecto de vida con objetivos concretos y medibles. Acompañar para la acción donde la persona se realiza valorando todo logro conseguido.
Finalmente, el conferencista nos habló de diferentes herramientas como la rueda de la vida, el mago Merlín, el DAFO, el trono de bendiciones, storytelling, el método grow, la despedida simbólica o el cómo sí, realizando alguna de ellas durante el encuentro. Y se despidió deseando que la jornada haya sido amena y clara en los temas abordados durante las conferencias.
El ponente a lo largo de todo el día demostró ser un mago con ayuda de su guitarra, utilizando muchos ejemplos y con buen humor, entablando una buena conexión emocional, mirando a los ojos y llamando a las personas por su nombre, atendiendo al lenguaje no verbal, siempre con amabilidad y mostrando entusiasmo; desarrolló muchas dinámicas, compartió pequeñas experiencias y ejecutó un momento de relajación, donde los asistentes pudimos participar activamente en diferentes papeles, como coach o como coaching, haciéndonos pasar de kronos a Kairós. La jornada fue todo un regalo para los asistentes.
Al finalizar el XXVIII Encuentro Nacional de Educadores Amigonianos hay que destacar nuestro agradecimiento a los organizadores por la gran labor llevada a cabo, a Xose Manuel Domínguez por su ponencia y trabajo y a todos los participantes. El Encuentro nos ha permitido reflexionar sobre el compromiso, el encuentro de nuestra acción propia socioeducativa para así ser partícipes activos y conscientes de la importancia y valor de la cultura del encuentro en el proceso de acompañamiento.
Rosa de la Fuente, jefa de estudios de infantil y primaria del colegio Santa Rita:
Para mi acompañar se conjuga con dos verbos «ser» y «estar». Ser, porque debemos poner nuestras mejores cualidades al servicio de la persona que necesita de ese acompañamiento. Ser humildes para escuchar y entender desde la perspectiva del que habla, vaciarnos de nosotros mismos para poder escuchar sin juzgar; ser empáticos para entender los sentimientos del otro, lo que nos lleva a la compasión entendida como una forma de expresarle que entiendes su situación y estás dispuesto a acompañarle, a acogerlo sin medidas, como persona digna y por lo tanto única. Ser pacientes para poder darle el espacio y el tiempo que necesita; pues sentirse escuchado le ayudará a liberar sus sentimientos, se sentirá aceptada y comprendida. Ser amables para que ese espacio de confianza se acreciente y sientan que están seguros. Estar, con todo nuestro ser consciente, al lado del otro. Estar con la mente abierta para no caer en alarmismos y en la dualidad de lo bueno o malo. No todo tiene por qué clasificarse en esos dos adjetivos, si lo hiciéramos romperíamos toda la vía dialogante que debemos tener con la otra persona. La resolución inmediata a un problema, nos llevará a no profundizar en los sentimientos que el acompañado necesita expresar. Estar a lo largo de todo el camino, no de manera esporádica. Debemos estar atentos a sus necesidades y también preparados para asumir que en ocasiones el camino es duro y es posible que incluso nosotros necesitemos de otras personas para poder seguir acompañando al alumno. Reconocer nuestros límites también nos ayuda a ser más fuertes.
En el Encuentro he aprendido que si todas las cualidades que he descrito antes, se conjugan con un buen método y una disciplina, podremos llegar mejor a nuestros alumnos. Me he dado cuenta de que podemos tener los epígrafes de lo que debemos hacer, pero nos falta el contenido, la narrativa de cómo hacerlo. Me ha gustado mucho la frase: «…es en la acción donde la persona se realiza». Pero no una acción que persiga o esté orientada al éxito sino a actuar con y como personas, por lo que somos y no por lo que sabemos. No debemos quedarnos en meros consejos, el acompañamiento necesita implicación, seguimiento, analizar y actuar. Acompañar es un compromiso, un ir juntos en la misión.
Me parece que son momentos muy buenos para la reflexión de nuestra práctica como docentes y educadores. A mi particularmente me sirven para ampliar mi dimensión de mi misión con mis alumnos. Me hacen recapacitar sobre cuál es mi misión en el colegio y me dan herramientas para poder ir más allá y ayudar a mis chicos. Cuando recuperamos la sonrisa de alguno de nuestros chicos, hacemos magia.
Fátima Rosillo, profesora de infantil y primaria del colegio Nuestra Señora de Montesión.
Para mí acompañar significa hacer un camino con la otra persona en el cual se da un proceso de encuentro. Este proceso conlleva como elementos fundamentales el diálogo y la escucha. Cualquier educador ha de tener en cuenta a la hora de acompañar el arte de comunicarse, de preguntar y de escuchar.
Este encuentro me ha servido para darme cuenta de la importancia que tiene un buen acompañamiento y lo esencial que es al educar. Además, me ha aportado diversas técnicas útiles para poder emplear en el proceso de acompañamiento.
Es fundamental este tipo de actos formativos para continuar mejorando nuestra actividad como educadores y reflexionar acerca de nuestra práctica educativa. Desde mi punto de vista, te ayuda a crecer como educador desde una dimensión personal y profesional.
Ismael López, educador social en el Proyecto de Acompañamiento a la Emancipación de Fundación Amigó.
Para mí “acompañar” aplicado al ámbito pedagógico significa estar presente en cada momento del educando. Estar presente en los momentos felices, en los momentos amargos. En el momento de apoyar las tareas del día a día, en los momentos de equivocarse y crecer.
Algunas de las actitudes que entiendo que debe de tener un educador o educadora son:
- A la predisposición
- A la disponibilidad
- A la observación
- A la escucha activa
- A la implicación
- A la coherencia
- A la lógica y sentido común
- A ser un referente
- A cuidarse para poder cuidar
- A aprender de los errores
- A la formación continua
- A la adaptación a los nuevos tiempos y a las nuevas personas
- A la búsqueda de oportunidades educativas en el día a día
- A disponer de un amplio abanico de herramientas y recursos
- A ser acompañado por un equipo profesional
Me ha servido para hacer un recordatorio y afianzar conocimientos sobre la tarea pedagógica. También para conocer y ampliar herramientas nuevas.
Entre las claves de aplicación en el día a día destacar la importancia del método en el proceso del acompañamiento educativo. Me ha gustado mucho la metáfora de la “magia” de la educación. De encontrar cambios mediante la consecución de unos pasos metodológicos a seguir para conseguir un resultado.
Lo valoro de forma muy positiva, es una oportunidad para afianzar conocimientos técnicos, de forma amena y con la compañía de diversos educadores de la entidad a modo convivencial.