Carmen vive en Valencia y es madre soltera de cuatro niños. Con su hijo de 13 años comenzó a tener problemas desde que era muy pequeño. “Tenía mucho genio, tenía rabietas y cuando no conseguía lo que quería se tiraba al suelo y contestaba mal, pero después también tuvimos episodios de violencia física y verbal. Desde hace un año comenzamos a tener muchos más conflictos porque yo soy quien le pone las normas y los límites”, señala Carmen.
Ante esta situación, hace dos años que Carmen comenzó a pedir ayuda a diferentes entidades. Pero el momento más tenso fue durante el confinamiento por la pandemia provocada por la COVID-19: “El confinamiento fue el peor momento. Durante esos meses mi hijo no asumía las normas, teníamos muchísimos conflictos y también los tenía con sus hermanos, no hacía los deberes,… era una convivencia muy complicada”.
El hijo de Carmen es el primer usuario del Proyecto Creciendo, un recurso gratuito que desarrollamos en Valencia, Alicante, Castellón y A Coruña con el objetivo de ofrecer un servicio especializado de intervención con niños y niñas infractores/as inimputables, ya que tienen menos de 14 años, y que han cometido alguna conducta ilícita.
“A mi hijo lo pilló la policía haciendo un grafiti en un coche y este tema llegó a los juzgados. Como él tenía 12 años, al ser menor de edad, no podía ser juzgado, pero lo tenían controlado. Cuando en Servicios Sociales conté la situación me recomendaron iniciar intervención en el Proyecto Creciendo. Yo no lo dudé. En Creciendo yo les explico lo que ha pasado durante la semana y la educadora me ayuda a adquirir herramientas para abordar la situación de una manera diferente. Yo no sabía cómo actuar y ahora me están dando una serie de pautas para que mi hijo cambie su actitud, pero también yo la mía para saber cómo afrontar la situación”.
Carmen nos explica que desde que acuden al Proyecto Creciendo, la actitud de su hijo ha cambiado. “Ahora en casa ya colabora algo más en las tareas y su actitud ha mejorado. El equipo educativo me está ayudando mucho. Gracias a ellos/as, estoy haciendo cosas que ni se me pasaban por la cabeza. Es un gran apoyo que lo necesitaba. Respecto a mi hijo, también le hacen ver aspectos que antes él no entendía. Para mi, Fundación Amigó ha sido un gran alivio y un gran apoyo. Me siento segura y acompañada porque sé que si tengo algún problema me van a ayudar”.