Miguel Ángel tiene dos hijas y la convivencia en su hogar se hizo muy difícil. “Una de mis hijas empezaba a alterarse, a insultarnos y también a agredirnos. Era una convivencia muy difícil y no podíamos seguir así”.
Miguel Ángel, su mujer y una de sus hijas, acudieron juntos al Proyecto Conviviendo para aprender a manejar la situación y recuperar al vínculo que se había deteriorado. Comenzaron a hacer terapia y mediación, en diferentes bloques de intervención grupales e individualizados.
Ahora, la situación ha cambiado. Han entendido cómo comunicarse con su hija, a afrontar los problemas desde otra perspectiva.
“La Fundación Amigó nos ha ayudado a vivir, a convivir, a comunicarnos y a afrontar los problemas”.