El pasado 1 de octubre, un día señalado ya que celebramos el Día Europeo de Fundaciones y Donantes, tuvimos la suerte de compartir tertulia de radio en el programa Gestiona Social de Gestiona Radio. Allí, José Ángel Lostado, presidente de Fundación Amigó, y yo misma, psicóloga del Proyecto Conviviendo, acompañamos a Javier Nadal, presidente de la Asociación Española de Fundaciones y fuimos guiados por Arturo San Román, director del programa.
Está tertulia se debió a que la Fundación Amigó, el pasado 6 de junio de 2016, recibió el premio a la Iniciativa Social Innovadora por parte de la Asociación Española de Fundaciones, por la innovación en nuestra metodología de abordar el fenómeno de la violencia filio-parental. Durante la conversación nos realizaron la pregunta de cómo influyen las redes sociales y los videojuegos en la violencia filio-parental, por una cuestión de tiempo no pudimos desarrollar la idea, pero me parece un tema interesante que abordar.
En el trabajo con familias, uno de los primeros aspectos que surgen es el tiempo que los/as menores pasan con la tecnología, bien sean videojuegos o redes sociales. La barrera tecnológica que nos separa a los adultos de los nativos digitales dificulta además estos aspectos. Los/as adultos/as no comprendemos las nuevas formas de comunicación, que sin embargo, son gran parte del mundo social de los/as adolescentes. Lejos de intentar entender este cambio en las comunicaciones, los/as adultos/as debemos estructurar el tiempo de los niños/as, y fomentar unos hábitos que favorezcan su desarrollo personal. No tener el móvil durante las comidas o las cenas, dejarlo antes de irse a dormir y usar ese espacio para descansar, usar horas determinadas al uso de videojuegos tras el cumplimiento de las obligaciones, … son pautas que favorecen el buen uso de la tecnología.
Pero en este punto debemos analizar las actitudes de los propios adultos/as. Queremos que las nuevas generaciones usen correctamente la tecnología ¿La usamos bien nosotros/as?. Somos los propios adultos/as los que estamos hablando con otra persona y sacamos el móvil, los que usamos los últimos minutos del día para mirarlo ya estando en la cama, los que controlamos a otros/as a través de las redes sociales, los que perdemos los nervios al no ganar en algún juego. En ocasiones, hacemos todas las cosas que luego pedimos a los/as menores que no hagan, y recordemos que somos su modelo, que es más importante lo que ven que lo que oyen.
Respecto a los videojuegos violentos, todos ellos vienen con la recomendación del fabricante de la edad por la que deben ser usados. Los más violentos son dirigidos a personas con más de 18 años y somos los/as adultos/as los que permitimos su uso, en ocasiones “porque todos/as los/as demás lo hacen”. Quizá debemos modificar esa debacle y ser los primeros en cumplir las normas para que los/as más pequeños/as aprendan que son importantes. El planteamiento que debemos hacer es porqué la violencia es tan atractiva, porqué los eventos deportivos se convierten en una excusa para su uso, porqué solucionamos los conflictos usándola, porque nos atrae más un contenido televisivo violento que uno que no lo es, y lo mismo con los videojuegos. Debemos educar para que no se tolere la violencia, y somos los/as propios/as adultos/as los que debemos excluirla de nuestro repertorio. Existen numerosas investigaciones que profundizan en el tema, en algunas de ellas se alude a que la liberación de estrés a través de videojuegos violentos favorece el no uso en la vida real. Otras se dirigen a que los valores se modelan en base a estos contenidos, un vasto campo aún por investigar.
Lo que no deja lugar a dudas es que la violencia es negativa y debemos eliminarla de nuestra sociedad, fomentando en los/as más pequeños/as actitudes prosociales y habilidades de resolución de conflictos positivas, porque la violencia genera más violencia. La educación es la piedra angular sobre la que se estructuran los valores, propiciar un no uso de la violencia favorecerá la distinción entre la ficción y lo real. Siempre han existido y pienso siempre existirán este tipo de contenidos, ya que la historia de la humanidad ha pasado por periodos extremadamente violentos y debemos conocerlos y estudiarlos. Sin embargo, el aprendizaje de los mismos y la existencia de alternativas no violentas en el día a día favorecerá la creación de personas que no la incluyan como parte de su ser aunque la utilicen en la ficción.
Aprovecho la ocasión para agradecer a Javier Nadal y a la Asociación Española de Fundaciones este galardón y a Arturo San Roman y a su equipo de Gestiona Radio, la posibilidad de dar visibilidad al tema que nos acoge, la violencia filio-parental y el conflicto familiar, porque la sensibilización y visibilización es parte primordial de nuestro trabajo. Muchas gracias.
Irene Gallego
Psicóloga del Proyecto Conviviendo
Si no te importa me gustaría conocer más a fondo el estudio de la liberación del estrés a través de videojuegos violentos favorece el no uso en la vida real.
Tengo un pensamiento que quiero compartir. Los rasgos de personalidad, del joven, adulto, o persona violenta, que en ocasiones provienen de la educación familiar, o de otros ámbitos como los centros docentes, grupo de iguales u otras interacciones con personas significativas, creo que son la base más importante del problema. Los estudios en bastantes ocasiones tienen un sesgo importante, Creo que lo más importante es saber como llegar a la persona, el te puede contar losmotivos de sus conductas, sin quitar importancia a la base científica, la cual solamente es un apoyo importante.